La música clásica es un género musical que ha existido durante siglos y que ha evolucionado a lo largo de su historia. Surgió en Europa occidental durante el periodo barroco del siglo XVII, y se caracterizó por la utilización de instrumentos y técnicas de composición que han sido utilizados hasta el día de hoy. Este género musical es conocido por su elegancia, sofisticación y complejidad, y ha sido fuente de inspiración para muchos artistas a lo largo de la historia.

Durante el periodo clásico, durante el siglo XVIII, la música clásica floreció con gigantes como Mozart y Beethoven. La música de esta época se caracterizó por tener una fuerte estructura, armonía y progresiones de acordes complejos. También utilizó la técnica de los contrastes dramáticos, alternando entre piezas tranquilas y piezas de mayor intensidad. Esta música fue muy popular en la corte real y en los salones de la alta sociedad, y también se convirtió en parte fundamental del teatro.

En el siglo XIX, la música clásica se expandió gracias a la creación de nuevas formas musicales, como la sinfonía, el concierto y la ópera. Los compositores de esta época, como Wagner y Tchaikovsky, experimentaron con nuevos instrumentos e incorporaron influencias de la música popular y folklórica en sus obras. La música clásica del siglo XIX también se caracterizó por su emocionalismo y por la creación de obras de larga duración, como las sinfonías de Beethoven y Mahler.

En la actualidad, la música clásica sigue siendo una parte importante de la cultura y la educación musical. Se ha convertido en una forma de arte universal, y se interpreta en todo el mundo en salas de conciertos, teatros y festivales de música. También ha sido incluida en bandas sonoras de películas, anuncios comerciales y programas de televisión. A pesar de siglos de historia y evolución, la música clásica sigue siendo una fuente de inspiración y admiración para muchos. Con su elegancia, complejidad y belleza, el género sigue atrayendo a públicos de todas las edades y experiencias.